Tanto en momentos negativos como después de grandes conquistas, las incorporaciones son importantes en cualquier plantel de fútbol. Volviendo en el tiempo, un gran ejemplo en la U de Chile fue la temporada 2012, en la que Jorge Sampaoli pidió potenciar a un equipo que había ganado la Copa Sudamericana.
Y mal no le fue al entrenador argentino, debido a que llegó en aquel semestre a la semifinal de la Copa Libertadores. Pero no todo fue color de rosa (o Azul) con respecto a las apuestas que hizo Azul Azul para ese año.
Es que uno de los refuerzos estelares, Eduardo Morante, fue una verdadera decepción. Y después de haber dejado el Club Universidad de Chile con apenas dos partidos jugados bajo la conducción de Jorge Sampaoli, el central ecuatoriano confesó: "No me cuidaba mucho, lo juro", reconociendo que disfrutaba de la vida nocturna y sus implicancias, a lo que agregó contundentemente: "Eso me apartó mucho del fútbol".
Además, en diálogo con Studio Futbol, Eduardo Morante también admitió: "Era extremadamente flaco y consumía suplementos en exceso. Tomaba mucha creatina y eso retiene líquido. Durante 2012 me empecé a romper las piernas". Con este descontrol en su rutina que afectó al rendimiento, el defensor nunca estuvo en óptimas condiciones para jugar en El Chuncho.
Y si bien logró controlarse años más tardes en el fútbol de su país, fue tarde para relanzar su carrera. "Senté cabeza cuando fui a Mushuc Runa. Ahí las piernas no me respondían", lamentó Morante, quien además de decepcionar a la U de Chile, también condicionó su futuro.
Si Jorge Sampaoli apostó por él a sus 25 años, era por una serie de temporadas muy positivas en Emelec, donde demostró condiciones para poder dar el salto al fútbol sudamericano e incluso a Europa.
A la U de Chile le costó desprenderse de Morante
En base al expreso pedido de Jorge Sampaoli, la U de Chile hizo contrato con Eduardo Morante por tres temporadas. Y debido a su escasa actividad en 2012, solo pudo dejarlo ir a préstamo a Liga de Quito y un año más tarde, a Deportivo Cuenca.
Pero la situación no mejoró rotundamente y finalmente, la U se liberó del futbolista en 2015, cuando recaló en El Nacional, de Ecuador. Como consecuencia de los desarreglos en su vida privada, el central no volvió a consolidarse en ningún club y está retirado desde 2018 pese a que actualmente tiene 35 años.