Gustavo Quinteros lo pasa muy mal en Argentina. El extécnico de Colo Colo fue humillado este domingo en el estadio Monumental de Núñez. Su equipo, Vélez Sarsfield, cayó 5-0 ante el River Plate de Martín Demichelis, en la segunda fecha de la Copa de la Liga. Un resultado que, según la prensa argentina, pone en tela de juicio al adiestrador campeón con el Cacique y también con Universidad Católica, en Chile.
“Desde el arranque, el Monumental fue una fiesta: River salió a comerse a Vélez y lo consiguió rápidamente por mérito de Facundo Colidio, Miguel Borja (marcaron un doblete y un hat-trick, respectivamente) y el aporte de cada integrante de un equipo que funcionó como un violín para que el CARP ganara, goleara por 5-0 y escalara a la punta de la zona A de la Copa de la Liga”, publicó el diario Olé.
Como en Colo Colo
Tal como ocurría cuando dirigía al Cacique, Gustavo Quinteros tuvo poca autocrítica, buscó culpables para la estrepitosa derrota y apuntó a los jugadores. “Es un resultado que da vergüenza, como entrenador me da vergüenza. No esperaba nunca una actuación, en el primer tiempo, de tanta fragilidad en la marca, dejar tan libres a los rivales en el área, regalamos dos goles de pelota parada, otro gol tocando para atrás. Un equipo muy frágil defensivamente. Perdimos casi todos los duelos, River fue superior en todo momento”, disparó.
Sus descargos no quedaron ahí. “El segundo tiempo lo mejoramos, hablamos mucho de esa fragilidad, de la falta de actitud en la marca y en la concentración, pero era demasiado tarde. Hay mucho trabajo por hacer, creo que debemos cambiar de actitud. Es un grupo que ante la primera adversidad se cae mucho anímicamente, le cuesta revertir situaciones adversas. Hay que resolverlo, va a ser difícil esta semana, pero la revancha está en el próximo partido. Tenemos que cambiar la actitud, las formas y ser más agresivos”.
Complejo panorama para el argentino nacionalizado boliviano, que desde que llegó al Fortín no ha podido ganar. Los hinchas ya piden su salida y la directiva también está perdiendo la paciencia, según los reportes de la prensa transandina. Y más aún después de los filosos dardos que lanzó contra sus propios jugadores.
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